Tras una breve pausa por un catarro que dura ya casi una semana, vuelvo por aquí para compartir mi último artículo para Criminología y Criminalística, que se titula, «Criminología, ¿al servicio de la sociedad?».
La verdad es que la experiencia de colaborar en ese blog está siendo muy buena, sobretodo por la diversidad de artículos con los que uno se encuentra cada semana, y por el hecho de que los escriban personas de varios países y culturas.
Este último artículo está inspirado por una reflexión que me surgió el otro día mientras estaba guardando cama por el trancazo (no paro, jaja).
Me pregunto si la sociedad verá alguna vez a los criminólogos como a estudiosos involucrados con los problemas sociales (cuando dejen de confundirnos con los del CSI, que en ello estamos), o si por el contrario seremos otro gremio científico centrado únicamente en sus intereses personales. Quiero decir, ¿hay un equilibrio entre las investigaciones que realizamos por afán personal y las que de verdad son útiles para las personas?
A mi me puede interesar mucho escribir sobre la fase de áurea de los asesinos en serie (sobre la que, por cierto, creo que hay poca información), pero no creo que sea un tema prioritario de cara a mejorar la seguridad o la vida de las personas. Tiene su importancia, sin duda, pero no es algo urgente o que vaya a suponer un cambio perceptible por la sociedad (como sí puede producirlo una investigación para mejorar las medidas de seguridad en los eventos deportivos).
Por cierto, la imagen que acompaña al artículo pertenece al «Decálogo del estudiante de Criminología» que escribí para Criminología y Justicia hace unos meses, pero es porque no se me ocurró ninguna forma de ilustrarlo, lo mandé sin foto y se puso esa. Aquí dejo el link al número 7 de la Revista CrimYJust, donde aparece dicho artículo.
Hasta la próxima entrada