Hace tiempo que comenté la posibilidad de compartir por aquí algunas impresiones que tengo sobre el llamado ocio digital, aunque más concretamente me gustaría hablar de cómo el desconocimiento que de él tienen algunos profesionales, puede suponer otro obstáculo a salvar en los procesos judiciales.
¿Se puede acabar imputado/acusado/condenado por un videojuego? Perdonad que no me adapte todavía al nuevo vocabulario jurídico que nos propone la última reforma de la LECrim (imputado = investigado, acusado = encausado).