Buenos días a tod@s
Hoy quería hablar de nuevo sobre la Teoría de las Ventanas Rotas de principios de los 80, que fue desarrollada por George Kelling y James Wilson.
Con la ola de calor que estamos pasando aquí en Madrid, donde no se baja de los 35º durante el día, ni de los 25º durante la noche, los comportamientos incívicos y las conductas inmorales se están multiplicando por la ciudad. La última semana se han disparado las agresiones entre personas (apuñalamientos en fiestas, reyertas de madrugada, etc.), y otros tipos de crímenes violentos.
Gracias a teorías como las famosas Leyes Térmicas de Quetelet, sabemos que es normal que haya repuntes de delitos contra las personas en los meses de más calor, pero también se observan mayores índices de vandalismo, especialmente en aquellas zonas que ya se encontraban algo degradadas antes de que llegara la época estival.
El pasado mes de enero se me ocurrió que sería interesante observar cómo evoluciona la Teoría de las Ventanas Rotas a lo largo de las 4 estaciones, para ver si hay relación con las mencionadas Leyes Térmicas y hasta qué punto es así.
Aunque no me es posible analizar todas las zonas que quisiera, y hacer un macroestudio al respecto es materialmente imposible, he estado observando una pequeña zona que conozco bien, y que ya presentaba un cierto deterioro allá por el mes de marzo, antes de que llegase la primavera.
El ejemplo en cuestión es muy concreto, pero creo que se puede extrapolar a otras zonas de la ciudad porque su principal problemática no es un mal diseño inicial, sino una falta de mantenimiento que se ha prolongado durante buena parte de 2014 y continúa hasta hoy.
Estoy confeccionando un informe detallado al respecto, por lo que no voy a revelar aún toda la información, pero básicamente puedo decir que lo que estaba ya deteriorado en invierno se agravó en primavera, y hoy ya no sé si llamarlo degradación o abandono.
Acabo de venir de sacar las últimas fotografías (se trata de una serie que va desde marzo hasta ahora), y parece que la llegada del verano ha sentado especialmente mal a la zona: hay más basura acumulada (recordemos que, según esta teoría, «la suciedad llama a la suciedad») y la falta de cuidado es tan evidente, que las personas -que ahora pasan más tiempo en ese lugar ante la imposibilidad de estar frescos en casa o de conciliar el sueño-, han empezado a darle un uso incívico.
Algunos apuntes breves sobre este proyecto:
– El ejemplo concreto que estoy tratando es un banco junto a una papelera en el conocido como anillo verde o anillo ciclista del noreste de Madrid. Se trata de una zona de ocio donde la gente pasea o corre, anda en bicicleta y saca a sus perros.
– La falta de mantenimiento se puede observar claramente en la nula poda de unos arbustos (Piracantas o Espinos de fuego) que bordean el carril bici. Unos metros más abajo de la zona del banco que estoy observando, donde también existe esa falta de poda, ha ocurrido recientemente un grave accidente entre un ciclista y un niño, hecho que quedó recogido en el periódico de Hortaleza nº23 (mayo-junio):
– La Teoría de las Ventanas rotas aplicada a este ejemplo concreto, no sólo evidencia que la falta de cuidado de un lugar público va aumentando poco a poco con el tiempo (a más basura hay, más aparece), sino que hay una serie de ‘saltos’ en los que ese deterioro se acelera más de lo normal (en este caso, se ha observado con la llegada de las olas de calor).
– La falta de mantenimiento de los arbustos mencionados no sólo está generando un problema de suciedad y falta de cuidado general, sino que también está afectando a la vigilancia natural (mayor vandalismo) y a la visibilidad en el carril bici, hecho que por desgracia, se puede constatar con el accidente (si bien es cierto que hay un problema de velocidad en ese punto).
Con el reciente cambio del Ayuntamiento de Madrid, quiero pensar que el nuevo equipo será más receptivo a este tipo de informes o propuestas, ya que aunque avisé de la falta de mantenimiento al anterior allá por mayo, lo único que hicieron fue mandar un par de operarios para que midieran los arbustos, pero no los podaron (afortunadamente, tengo ese momento registrado en fotografías). ¿Se podría haber evitado ese accidente de haberse podado los arbustos a tiempo?
Lo que es seguro es que la zona parecería mucho más despejada, limpia y cuidada si se mantuviera como estaba hace un año y pico. Mientras tanto, continuaré con el seguimiento a lo largo del verano y veremos cómo afecta el otoño a la zona.