Buenos días.
Hoy os dejo un artículo de la criminóloga Mayte Soriano, para la sección de Colaboradores (podéis encontrar más artículos de esa misma categoría, haciendo clic en el menú desplegable de la izquierda y buscándola, ya que están ordenadas por orden alfabético).
Este artículo se publica a modo de presentación del libro «Aspectos Criminológicos del menor de edad: Víctimas e infractores», recientemente publicado (aunque no he tenido ocasión de leerlo todavía).
MENORES ¿Víctimas o Infractores?
Por Mayte Romero Soriano, Criminóloga
“La televisión es un tutor estupendo. Enseña cómo agredir y en consecuencia describe el valor funcional de la conducta agresiva”. Teoría de Feldman
Habrán escuchado sobre un refrán que dice “Desde pequeñito se cría el arbolito” pues bien, es exactamente lo que sucede con los menores, tanto los infractores como las víctimas.
Es importante considerar que existen numerosos factores que influyen en las conductas de los adolescentes, entre ellos encontramos los factores de riesgo que condicionan a los jóvenes para el desarrollo de comportamientos violentos, según Pueyo (2009), estos factores se pueden dividir en factores estáticos, como la edad, el sexo y la familia en la que vive; y de otro lado los factores dinámicos, como son las necesidades, los estados patológicos del joven, el grupo de iguales, etc. también menciona este autor sobre unos factores de resistencia que protegen potencialmente a los jóvenes contra los efectos que producen comportamientos violentos.
De esta forma dejamos claro lo que es susceptible de cambio ante la instauración de conductas delictivas y lo que no lo es. Destacamos pues, que los únicos factores que podemos cambiar para incidir en el riesgo delictivo son los dinámicos.
Entre los factores de riesgo dinámicos encontramos variables como los valores personales que cada uno posee y ha ido adquiriendo a lo largo del paso por sus etapas vitales anteriores, las creencias y estados emocionales, agrupaciones con grupo de iguales que pueden tender a que un adolescente delinca o manifieste conducta antisocial (CA), éstos son factores propios de la personalidad del joven, así como también lo son la historia de comportamientos antisociales individuales, los factores familiares, fracaso escolar, la clase social y el estrés entre otros.
Se entiende por conducta antisocial: un patrón general de desprecio y violación de los derechos de los demás, que comienza en la infancia o el principio de la adolescencia y continúa en la edad adulta (Andrés-Pueyo, A. Gallardo-Pujol, D. Fornero, C. y Maydeu-Olivares, A. (2009)). Es un fenómeno muy amplio que incluye distintos tipos de acciones (agresión, robos, engaños, conductas impulsivas, ultrajes, violencia etc.).
Como bien se ha comentado, existen actores influyentes en las CA que son estáticos, nos topamos con los genes, donde se expone en algunos análisis (Pueyo y otros, 2009) que una parte importante de la etiología del comportamiento tiene mucho que ver con los genes. Como por ejemplo el efecto de los genes en la conducta delictiva, la cual no explica aisladamente las variabilidades de las conductas antisociales, y es aquí donde entran en juego los factores ambientales (factor dinámico), que logran destacar algunos de los rasgos asociados ha dicho comportamiento delictivo. Es decir, un ambiente adverso en el que un adolescente se desarrolle, influye mucho en la adopción de una conducta delictiva pero al igual que sucede con los genes, tampoco las circunstancias ambientales pueden dar explicación a la violencia por sí solos, son necesarios otros factores que predisponen o protegen las conductas antisociales (CA). Entonces si juntamos unos factores con otros (genes-ambiente) consideramos que ambos pueden desarrollar un papel fundamental en los comportamientos antisociales, esto es, la relación directa que se genera entre el efecto del entorno en combinación con un gen particular. Para ejemplificarlo diremos que un joven que tiene bajos niveles de serotonina y que además habita en un barrio marginal donde su familia está totalmente desestructurada, podremos afirmar que este adolescente es más propenso a desarrollar conductas antisociales que otros. De este modo podemos aventurarnos a afirmar que los factores ambientales de riesgo junto con los factores genéticos de riesgo predisponen a la violencia, ya que “las interacciones genotipo-ambiente ocurren cuando el efecto de un patógeno ambiental en la salud de una persona es moderado por el genotipo de ésta” (Andrés-Pueyo, y otros, 2009).
Una noticia relacionada que tiene aquí cabida es la de un tema tan actual como el Bullying, a través del cual se podría analizar los factores de riesgo que atañen tanto a las víctimas como a los acosadores, y el efecto psicológico que conlleva esta serie de situaciones en ambos perfiles.
El «bullying» entre menores tiene mayor impacto en la salud mental que el maltrato
Martes 28 de Abril de 2015 06:44 PM
Las víctimas de acoso entre menores sufren peores impactos en su salud mental cuando llegan al final de la adolescencia que aquellos que han padecido malos tratos por parte de adultos, según un estudio publicado hoy por «The Lancet Psychiatry».
A los 18 años, los niños que han sufrido acoso de sus compañeros («bullying») tienen cinco veces más posibilidades de experimentar ansiedad y son casi dos veces más propicios a sufrir depresión o a autolesionarse, que aquellos pequeños que fueron maltratados por personas mayores.
El estudio, dirigido por el profesor Dieter Wolke de la Universidad británica de Wawick, es el primero de su tipo en el que se comparan los efectos entre los jóvenes adultos del maltrato ya sea a manos de adultos o el ejercicio por los propios compañeros
Los investigadores trabajaron con datos de 5.446 niños y adolescentes hasta los 16 años.
Wolke indicó que, «hasta ahora, los gobiernos han centrado sus esfuerzos en recursos frente al maltrato familiar más que en ‘bullying'».
Sin embargo, teniendo en cuenta que uno de cada tres niños en el mundo denuncian haber sido acosados y que los menores que lo sufren tienen a lo largo de su vida problemas de salud mental similares o peores a los de aquellos que han sido maltratados, es necesario hacer más», agregó el experto.
Así, calificó de «vital» que las escuelas, los servicios de salud y otras agencias trabajen juntos para hacer frente al acoso entre menores».
Fuente: www.ecuavisa.com , 28 de abril de 2015
Esos y otros factores biológicos también son muy importantes en el desarrollo del autocontrol de un adolescente, ya que se ha detectado que el autocontrol es el resultado de la disposición de factores tanto biológicos como sociales. Por lo que ciertas formas de adquirir déficits neuronales puede tener una relación directa e indirecta en los efectos del autocontrol, se añade aquí también la posibilidad de una asociación significativa entre el bajo autocontrol y la delincuencia (Ratchford y Beaver, 2009).
En la teoría de Gottfredsosn y Hirschi sobre el autocontrol se habla de la modelación de éste en base a factores relacionados con la socialización, pero existe investigación al respecto que pone énfasis en factores de tipo biológico relacionados con los niveles de autocontrol. Así se llega a la conclusión de que los niveles de autocontrol dependen de la interacción de factores biológicos y sociales.
Así en este sentido, existen dos perspectivas: los que consideran los factores sociales como los implicados principalmente en el desarrollo del autocontrol (padres, vecindario, escuela y amigos), y una segunda en la que opinan que los factores sociales son importantes en el bajo autocontrol pero también lo son factores biológicos y genéticos.
En este ámbito de menores un Criminólogo debe de centrarse en las diferentes formas de intervención posibles para la modificación de los factores dinámicos que van enfocados en la realización de programas de tratamiento de delincuentes (en los que inicialmente se ha de detectar y analizar las necesidades de los sujetos, y seguidamente se ha de revisar y analizar las investigación científica y las prácticas actuales existentes (estudio de metaanálisis), y en ellos se plasman acciones como la de enseñar a los jóvenes nuevas habilidades y hábitos, es decir, inculcar en estas personas técnicas para reducir y modelar su conducta, entrenamiento de habilidades sociales, reforzando conductas prosociales y positivas, manejo del autocontrol, enseñando técnicas de autorreforzamiento y modelado encubierto, técnicas de regulación emocional y del control de la ira, dándoles nuevas oportunidades, así como también mediante programas dirigidos a los padres enfocados en el entrenamiento de habilidades de crianza de los hijos.
Y de otro lado, entre las misiones del Criminólogo destacaría la de su función preventiva, pues somos especialistas en violencia y lo que la rodea, por lo tanto contamos con las herramientas más que suficientes para PREVENIR antes que curar. A través de planes de prevención enfocados en los menores, de modo que desde edades bien tempranas se trabaje con esos factores de riesgo de los que hablamos, para conseguir una madurez más proactiva y positiva en este colectivo, evitando así que se desarrollen carreras delictivas en las que la intervención y normalización de la situación se hace cada vez más difícil de erradicar.
Piden un plan para prevenir el acoso escolar desde “edades muy tempranas”
EFE MADRID – Actualizado 01 Junio 2015 – 01:00 h
El sindicato de profesores ANPE pide un programa para prevenir el acoso escolar “desde edades muy tempranas” que deje “muy clara la reprobación moral al acosador”, además de un protocolo más ágil que desde el primer momento “priorice” el interés de la víctima sobre el agresor “aunque ambos sean menores”.
El secretario de ANPE Madrid, Francisco Melcón, también plantea que todos los miembros de la comunidad educativa –el director, los docentes, los propios compañeros e incluso el conserje– estén especialmente atentos y se haga un esfuerzo para la detección “precoz” del problema para actuar “con absoluta inmediatez”.
Después del suicidio de una alumna del instituto Ciudad de Jaén, Melcón defiende que se tenga presente “el interés de la víctima para cualquier decisión, mirando qué es lo mejor o lo menos malo para la víctima, no para el acosador”.
Una lacra
El acoso escolar es una lacra que hay que erradicar desde varias perspectivas y su prevención debe hacerse con intervenciones en los centros, empezando por alumnos de corta edad a los que hay que trasladar la reprobación hacia el acoso para que tengan claro que está mal, recalca el portavoz del segundo sindicato con mayor representación en la enseñanza madrileña.
Melcón defiende “agilizar y desburocratizar” los protocolos de actuación, ya que “pasar papeles de una mesa a otra” es a su juicio “la forma de no hacer nada” y “la burocracia al servicio de la inoperancia”.
Por el contrario, expone, la temprana aplicación de sanciones supone “un aviso para el acosador”, y cita como ejemplo que una pronta expulsión temporal “tiene suficiente contundencia” porque, cuando el alumno vuelva, sabe que “será vigilado”.
El acoso es “una conducta predelictiva por sus consecuencias para las víctimas, y las sanciones a los acosadores tienen que llevar implícitas una fuerte reprobación moral”, argumenta Melcón, para quien “los diferentes estamentos con protocolos excesivamente burocratizados dilatan en el tiempo cualquier solución”, incide el portavoz del sindicato de profesores.
Mientras se resuelve, la víctima “se siente en un limbo”, por lo que “no se puede tener relativismo moral ni equidistancia en el tratamiento de la víctima y del acosador”, sino “una reprobación en toda regla que lleve aparejada una sanción en el momento”, sentencia.
Y el problema ahora se complica con las redes sociales, donde el acosador está “más enmascarado, más camuflado, se siente más impune, y sus ataques tienen mayor gravedad por la repercusión grandísima que tiene en el grupo”. Una situación, añade, que puede desembocar en una especie de “aquelarre contra la víctima de manera absolutamente irracional”, concluye Melcón.
En relación a toda esta información anterior queremos presentaros nuestro libro «Aspectos Criminológicos del Menor de Edad: Víctimas e Infractores»que versa sobre los siguientes contenidos:
• Capítulo 1: La Criminología y el tratamiento del menor como víctima y victimario. Teorías criminológicas: sociología, psicología y teorías integradoras. Influencia de la delincuencia juvenil en la edad adulta.
• Capítulo 2: Concepto penal y administrativo del menor en España. La edad de la víctima como circunstancia modificativa de la responsabilidad criminal. El menor en el derecho procesal español: el Juez y la Fiscalía de menores. Medidas de seguridad. Unidades de las FCS con competencias sobre menores.
• Capítulo 3: El menor como infractor. Delitos más comunes. El menor terrorista. El joven psicópata/ asesino en serie. El joven maltratador. Bullying, ciberbullying y violencia escolar. Síndrome del emperador. Menores y toxicomanías. Tribus urbanas y crimen organizado. Estadísticas acerca del menor infractor en España. El sistema penitenciario español y el menor. Tratamiento y reinserción de menores. Intervención con el menor desde el trabajo social y los servicios sociales. Mediación penal y familiar. El menor extranjero como delincuente. Influencia de la familia.
• Capítulo 4: Menores víctimas: maltrato, abusos y agresiones sexuales. Prostitución y pornografía infantil. Tráfico de menores. Esclavitud infantil. El menor inmigrante. Colectivos desfavorecidos. Programas y organismos de asistencia.
• Capítulo 5: El rol del Criminólogo en los delitos cometidos por y contra menores de edad.
«Aspectos Criminológicos del Menor de Edad: Víctimas e Infractores»
Si deseáis más información sobre el libro, estaremos encantados de aclararos cualquier duda.
Espero que el esfuerzo de este trabajo se vea recompensado por las curiosidades de inquietudes todo aquel que desee leernos.