Como muchos habréis visto ya, el pasado 19 de noviembre lancé una nueva publicación (autoeditada a través de Amazon), titulada «Aseos públicos seguros», en la que hablo de algunas aplicaciones prácticas de la CPTED de nueva generación en esta clase de espacios. En esta entrada tenéis más información sobre el libro, pero hoy vengo a comentar algo genial que ha ocurrido a raíz de su publicación…
Mientras lo escribía, tuve la suerte de poder hablar con criminólogos, arquitectos y diseñadores de otras partes del mundo (Australia, Nueva Zelanda y Singapur), interesados en la seguridad de los aseos públicos, y especialmente en la aplicación de estrategias propias de la CPTED para mejorarlos. Al documentarme solo mediante información en inglés, pasé por alto una investigación muy interesante al respecto… Pero por suerte, apenas tres días después de la publicación de mi libro, contactó conmigo Randy Bloeme, uno de los investigadores de DSP-groep, un centro de investigación independiente sobre políticas públicas e innovación social de Amsterdam (co-fundado por Paul van Soomeren, a quien admiro mucho por sus aportaciones sobre CPTED).
Resulta que Randy llevó a cabo una investigación relacionada con aseos públicos en Amsterdam (Países Bajos) en 2016, y estaba interesado en intercambiar impresiones sobre el uso de la CPTED en aseos públicos porque es un tema muy poco habitual (incluso dentro de las publicaciones internacionales). Tuve el placer de hablar con él a través de Skype la semana pasada, y aunque al principio estaba un poco nerviosa porque no suelo hablar en inglés, fue una conversación muy interesante y motivadora para mí. Es por ello que hoy me gustaría hablar sobre su investigación, y aunque está en neerlandés, aquí podéis descargarla al completo. ¡Vamos allá!
¿De qué trata esta investigación sobre aseos públicos?
La investigación de Randy Bloeme está basada en varios trabajos de campo, y uno de sus objetivos consiste en averiguar si se puede influir en los comportamientos disruptivos específicos de la gente, en un área de ocio nocturno de Amsterdam (Rembrandtplein). Dichos comportamientos específicos tienen que ver, sobretodo, con los aseos públicos, ya sea porque no se usan o porque no los hay. Me gustaría destacar una cosa que me comentó Randy, y es que, en Amsterdam, el ayuntamiento coloca aseos públicos portátiles para festivales callejeros, cosa que no gusta a algunos vecinos porque no los quieren tener cerca de casa; por el contrario, otros piensan que deberían estar disponibles todo el año.
En cuanto a la metodología y desarrollo de la investigación, entre los meses de abril y mayo de 2016, Randy estuvo observando el comportamiento de las personas que disfrutan del ocio nocturno en ciertas calles de Rembrandtplein, en algunas de las cuales no había aseos públicos; esta observación se hizo gracias a fotografías y a organismos que le permitieron observar las imágenes de sus cámaras de videovigilancia.
Observaciones de la investigación
De los comportamientos observados, Randy deduce que hay cuatro factores que «conspiran» a favor de que la gente orine en la calle, en lugar de usar un aseo público:
1. Las personas: todo este proceso de acabar orinando en la calle en lugar de en un aseo, empieza con la necesidad fisiológica de las personas. Pero esta no es la única necesidad que tienen, porque normalmente están acompañadas o en grupo, de lo que se desprende una necesidad social. ¿Alguna vez os ha pasado que estáis tan entretenidos que el hecho de tener que ir al baño os resulta molesto? Para no perder tiempo o un buen sitio (por ejemplo en la barra de un pub o una pista de baile), la gente tiene la necesidad de orinar en el menor tiempo posible. El proceso de encontrar el aseo, ver si está disponible y usarlo, se hace muy pesado para algunas personas, por no hablar de que en el ocio nocturno suele imperar una alta excitación que hace que la capacidad de atención decaiga; esto puede hacer que, si un baño no está bien señalizado, algunos pasen de buscarlo. Una señalización pobre o inexistente puede suponer que algunos busquen lugares alternativos para orinar, aunque aquí también juega un papel muy importante la pereza.
2. Los alrededores: Schapensteeg es un callejón algo oscuro, con varios pubs en las inmediaciones, y cerca del cual no hay aseos públicos; esto lo convierte en una zona más expuesta a la gente que decide orinar en las paredes, esquinas, etc. Es una zona de paso que conecta calles concurridas de bares y en la que hay varios recovecos: el cóctel perfecto para que la gente orine en la calle (muchas personas + pubs + un callejón más o menos íntimo + ausencia de aseos cercanos).
3. El comportamiento: en este caso, el comportamiento disruptivo de otros fomenta más de lo mismo. Esto puede que os suene de la teoría de las Ventanas Rotas, pero básicamente, algunas personas ven manchas de meadas en las paredes o charcos en el suelo (asqueroso pero cierto), y les parece que si ellos hacen los mismo en ese lugar, no pasará nada. Por decirlo de otra manera, las meadas de unos atraen las meadas de otros, porque estos últimos las interpretan como un signo de permisividad.
4. El alcohol: no podía faltar este otro «ingrediente» para completar el cóctel de las meadas en la calle… Evidentemente, el alcohol per se no es la causa de comportamientos disruptivos como orinar en la calle o agredir a otras personas, pero es un factor adicional a tener en cuenta. Cuanto más ha bebido una persona, más difícil se le hace procesar grandes cantidades de información, y esto le afecta a la hora de relacionarse con las demás personas y con el entorno. La personalidad y características individuales de cada persona, el entorno en el que esté y el procesamiento de la información que recibe su cerebro, pueden provocar que algunas de ellas sean más propensas a los comportamientos no deseados.
Conclusiones de la investigación
El documento de la investigación es demasiado extenso como para que lo pueda comentar en su totalidad en esta entrada, pero he seleccionado unos datos muy interesantes de la sección de conclusiones (Bloeme, 2016:7):
El primer gráfico muestra las franjas horarias en las que más personas orinaban en las calles. Como podéis ver, las horas pico se sitúan entre las 03:00 y las 04:00 de la madrugada, y las horas valle, antes de la medianoche. En el gráfico de abajo se puede ver el número de personas que se acercaban a ciertas calles —1, 2, 3 o 4— para orinar (promedio por noche), y en la imagen a su derecha se pueden situar en un mapa. Resulta obvio que las calles 3 y 4 son hot spots de meadas… Pero la investigación de Randy también muestra lo que ocurrió en ciertas zonas cuando se instalaron aseos públicos portátiles: el fenómeno de orinar en la calle disminuyó en un 40%, pasando de un promedio de 45 personas —que decidían hacer sus necesidades por ahí— a 28.
La importancia de la iluminación en esta investigación
Una de las medidas CPTED más interesantes de este estudio, va más allá de la mera colocación de aseos públicos en determinadas áreas, y tiene que ver con la iluminación. ¿Os acordáis del callejón de Schapensteeg? Pues decicieron colocar unas luces proyectadas decorativas que quedaron tal que así (Bloeme, 2016:10):
La gente se paraba a observar y se sacaban fotos y selfies. Lo que a priori parece una medida que obedece más bien a motivos estéticos, consiguió que las meadas en ese callejón se redujesen, ni más ni menos, que en un 51%. Este es un ejemplo fantástico de lo que se puede lograr con estrategias CPTED, sin necesidad de blindar las calles o de invertir grandes cantidades de dinero en perseguir a los vándalos; aportándole un valor añadido a una zona, el comportamiento de las personas que pasan por ella cambia, lo que ayuda a disuadir actividades no deseadas.
Conclusión
Os animo a leer la investigación de Randy Bloeme si os interesa ver ejemplos de CPTED aplicada, o si os llama la atención el tema de los aseos públicos; yo lo he hecho con el traductor de Google, y es una lectura muy recomendable. Voy a editar el manuscrito de «Aseos públicos seguros» en formato físico para incluir esta investigación en la sección de recursos, y también aprovecho para avisar de que el libro en versión digital (eBook), ya está en preventa y su lanzamiento mundial está programado para el 19 de diciembre. Aquí os dejo el link a Amazon España y aquí el link a Amazon global (por si lo compráis desde México o cualquier otro país). Por lo visto el libro en papel aún no está disponible en México por limitaciones de KDP (el sistema de Amazon), y por eso me he animado a publicarlo en versión eBook.
En otro orden de cosas, el compañero criminólogo Juan José Martínez Bolaños me propuso escribir un artículo sobre la CPTED para la Red de Criminólogos Corporativos, la Sociedad Mexicana de Criminología capítulo Nuevo León A.C. y el el grupo de Criminología y Criminalística de Vidoq y Lombroso A.C.; básicamente incluye un cuento que introduce una serie de motivos por los que la CPTED es útil para mejorar la seguridad y la convivencia, y también incluye alguna anécdota sobre mi última publicación (en este párrafo comparto todos los links para quien le interese echar un vistazo).
Compartir impresiones sobre CPTED con personas del ámbito internacional es algo que me anima a seguir escribiendo, estudiando e investigando sobre ello, y también me motiva para publicar en inglés. Estoy valorando la posibilidad de traducir «Aseos públicos seguros» el año que viene, aunque tengo pensado publicar otros libros similares con más aportaciones y buenas prácticas en seguridad desde la criminología… ¡Ya veremos lo que sale de todo esto!
Muchas gracias a todos los que estáis adquiriendo «Aseos públicos seguros»; es muy importante para mí recibir vuestras opiniones sobre el libro en Amazon—que también ayudan a otros—, porque eso me permite seguir mejorando y saber en qué recursos merece la pena invertir de cara a futuras publicaciones. Me gustaría poder publicar con una editorial algún día, así que me estoy esforzando por mejorar mi «carta de presentación».
Hasta la próxima entrada.