Hoy me he levantado con una idea en la cabeza y la tengo que escribir ya mismo. Ya sabéis que tengo una manía tendencia a aportar ideas (a veces rocambolescas) para intentar resolver problemas típicos de la criminología (¡algún vicio hay que tener!). Ayer estuve pensando sobre el problema al que se enfrentan las universidades y los alumnos que cursan la carrera de Criminología de cara a las evaluaciones finales en la situación actual. Se conoce que, durante el sueño, se obró el milagro y he amanecido con una idea que creo que puede ser útil o, al menos, constructiva.
Hace un par de días compareció el Ministro de Universidades (Manuel Castells) y, en resumen, dijo que las competencias están transferidas a las universidades y que estas deben acordar con los alumnos la forma en que se les va a evaluar. Todo eso está muy bien, pero las fechas son las que son, se echa el tiempo encima, y yo no creo que sea muy productivo ponerse a debatir sobre esto casi en mayo. Así que me puse a pensar: ¿qué haría yo si fuese estudiante de Criminología? La empatía es una herramienta muy útil para resolver problemas porque complementa muy bien la lógica.
Si fuese estudiante propondría algo rápido, sobre lo que ya tengan información tanto universidades como profesores y alumnos; algo que todos conozcan de antemano para no tener que inventar un sistema basado en algo totalmente nuevo que pueda suponer más problemas que soluciones. También tiene que ser algo que no eche por tierra el esfuerzo realizado durante el curso y que no desprecie el trabajo que han hecho los profesores. ¿Y qué es ese algo? ¡El temario! No solo está aprobado por la propia universidad, sino que los profesores lo conocen, lo han estado impartiendo, y los alumnos lo han ido estudiando a lo largo del curso (hasta donde hayan llegado).
Lo que propongo es un sistema basado en el análisis, que permita evaluar a los alumnos por hacer aportaciones y no por memorizar, y que ofrezca seguridad a los profesores ya que nadie se va a copiar (sería muy complicado): que los alumnos analicen el temario de las asignaturas y tengan que mejorarlo de alguna forma. Paso a explicarlo con un ejemplo:
- Se divide el temario de cada asignatura en bloques. Se reparten dichos bloques entre los alumnos, incluso aunque haya varios alumnos para analizar cada uno de ellos.
- Se les pide a los alumnos que analicen detalladamente la información y hagan aportaciones para mejorar los bloques. Por ejemplo, actualizando el contenido, proponiendo ejemplos y ejercicios resueltos más interesantes y originales, añadiendo cosas que crean que faltan, indicando qué está explicado de manera demasiado compleja y aportando explicaciones más claras o entretenidas, incluyendo bibliografía novedosa o aportando información que haga que el tema resulte más interesante. Cualquier aportación y crítica constructiva que mejore el tema, desde su punto de vista; eso sí, todo hay que justificarlo y explicar el porqué.
El profesor podría valorar los informes de los alumnos como si fueran trabajos de desarrollo o de investigación, y puntuarlos conforme a criterios objetivos, como por ejemplo:
- La claridad de las explicaciones.
- El haber elegido una estructura lógica y fácil de seguir.
- La calidad de las aportaciones en función de su originalidad, actualidad, etc.
- El número de alternativas sugeridas.
- La buena redacción.
- El peso de los argumentos expuestos.
Aunque supongo que este sistema de evaluación puede pareceros una locura a muchos, creo que tiene varias ventajas:
- El consenso sobre la evaluación es ágil: dado que el temario ya se conoce, lo lógico es trabajar sobre el mismo y tomarlo como referencia, igual que se hace para confeccionar los exámenes habituales. Ponerse de acuerdo para integrar este sistema de evaluación sería rapidísimo.
- Está basado en una estrategia ganar-ganar (win-win): el trabajo de los profesores impartiendo la materia no se desperdicia y tampoco el de los alumnos estudiándola durante todo el año. Además, al recibir aportaciones de los mismos, se les hace partícipes de su propia enseñanza y los profesores y universidades las pueden tener en cuenta para mejorar (por ejemplo, si coinciden más de 3 alumnos en un punto). Todos ganan.
- Es un sistema justo: se valora el esfuerzo de los alumnos de una manera productiva para ellos, ya que esta evaluación no se basa en que memoricen un temario, sino que fomenta su comprensión lectora, capacidad de análisis, síntesis y evaluación, pensamiento crítico y proactividad; ¡todo esto es VITAL para un criminólogo!
- Permite alcanzar los objetivos didácticos: es la mejor manera de garantizar que los alumnos han comprendido el temario, ya que tienen que hacer un esfuerzo consciente lógico y creativo para mejorarlo. Es como cuando tienes que explicarle a alguien un tema que desconoce por completo: memorizar puede ayudarte, pero todo es mucho mejor si tienes experiencia por haberte implicado de verdad en ello.
- Es más accesible y flexible: los alumnos pueden trabajar en sus bloques sin necesidad de estar todo el tiempo delante de una pantalla; los informes finales podrían redactarse a mano o en el ordenador (¿cabría la posibilidad de entregarlos en formato analógico si alguien no tiene Internet? Aunque fuese por mensajería). Los alumnos pueden trabajar con el temario en formato libro, impresiones o fotocopias, y gran parte del trabajo se puede realizar incluso realizando otras tareas porque implica algo muy básico: pensar e imaginar. Esto podría facilitar el trabajo de los alumnos en una situación de estrés, más tareas domésticas, ayuda a la familia, etc. Llegados a una situación límite, incluso se podría evaluar a algunos de ellos por teléfono (grabando la conversación con su consentimiento) de manera que pudieran leer sus informes al profesor. También podrían compartirlos vía Telegram o WhatsApp con los datos móviles. ¡Hay que buscar todas las alternativas posibles!
Si se adoptase este sistema, habría que calibrar muy bien el tamaño de los bloques a evaluar y establecer una extensión máxima para los trabajos, teniendo en cuenta que se cursan varias asignaturas. No sé si esto es posible, pero es lo que yo propondía a mi universidad si estuviese estudiando en este momento. Creo que este sistema de evaluación valdría para muchas carreras, no solo para Criminología, y que sería una buena solución teniendo en cuenta el poco tiempo que queda para los exámenes.
Aquí os dejo otra idea rocambolesca más, sea o no de utilidad. Mucho ánimo a todos los que están estudiando, evaluando y estrujándose el cerebro para permitir que todo el sistema educativo siga funcionando estos días. Las dificultades son también oportunidades para mejorar, solo es cuestión de encontrar la manera de aprovecharlas.
¡Cuidaos mucho! Nos leemos en la próxima entrada.