Buenos días a todos.
El pasado sábado 2 de abril, los integrantes del Despacho de Criminología DACRIM, ofrecimos la primera edición de nuestro curso de ‘Criminología Clínica’, y dado que la experiencia fue muy positiva para el equipo, me gustaría comentar unas reflexiones sobre el proceso de aprendizaje del criminólogo, ya sea como profesional o como estudiante, antes de entrar en harina, porque la razón de ser de este artículo es diseñar un plan de estudios de Criminología.
Obviando unas ponencias sobre Criminología y Criminalística que impartí en enero de 2015, este es el primer curso intensivo que he dado ‘de criminólogos para criminólogos’, y tengo que decir que en lo personal no puedo estar más contenta, porque…
- He mejorado a la hora de hablar en público
- He conseguido sintetizar un tema muy general en una presentación de apenas 10 láminas (¡y me sobraron 5 minutos de la exposición!)
- Y he aprendido más sobre mi misma y sobre las cosas que están por hacer en nuestra ciencia.
Soy de la opinión de que el proceso de aprendizaje en cualquier campo científico debe ser continuo, o al menos debe ir aumentando poco a poco con el paso de los años, bien sea mediante formación reglada o mediante otras formas autodidactas (aunque quizá lo ideal, especialmente al principio, sea una combinación de ambas).
Lo cierto es que se aprende mucho enseñando a otros, en primer lugar porque los propios alumnos te aportan visiones que no tienes, te ponen en situaciones diferentes a la tuya y te hacen recordar otras por las que tú también pasaste en tu época de estudiante. Y en segundo lugar, tienes la posibilidad de auto-evaluarte una vez terminado el curso y detectar cosas que te gustaría mejorar, tanto a la hora de compartir tu conocimiento y/o experiencia, como a la hora de seguir llevando la Criminología a la práctica en el mercado laboral.
Por otro lado, todo esto me hizo reflexionar sobre la calidad de la enseñanza criminológica, en si ha evolucionado algo desde las extintas diplomaturas y licenciaturas hasta llegar a los actuales grados, en si estamos yendo en la dirección más indicada, o en si los criminólogos que terminen en breve sus estudios estarán mejor preparados que los que salimos hace ya años… Y así es como surgió la idea de diseñar por mi cuenta, un plan de estudios de Criminología, así, por amor al arte (o mejor dicho a la ciencia); eso sí, teniendo en cuenta la experiencia de más de un año en un despacho íntegramente dedicado a la Criminología. ¿Creéis que puede salir algo interesante?.. Pues seguid leyendo 🙂