Hay un capítulo que me encanta de la serie ‘Crímenes imperfectos’ (Forensic Files, primera temporada, capítulo 72), en el que consiguen capturar a un homicida gracias a los pelos del gato que tenía la víctima. ‘Fluffy‘ (que es como se llama el felino en cuestión) sentó un precedente en la historia de las Ciencias Forenses, ya que le dio a los investigadores estadounidenses la idea de crear una base de datos de ADN que se extrae únicamente de pelo de gatos domésticos. Desde entonces, han aparecido bases de datos similares en Reino Unido y Canadá, y se han sucedido los casos en los que las mascotas gatunas ayudaban a capturar a un delincuente.
Esto me hizo reflexionar sobre lo importante que es saber analizar y cotejar no sólo los pelos de orígen humano, sino también los de orígen animal, así que aquí va un mini artículo sobre las diferencias que hay entre estos dos tipos de pelo 🙂