Hace algunos años, cuando todavía no había terminado mis estudios de Criminología, intenté poco menos que, montar un laboratorio de Documentoscopia en casa; no como algo profesional (pues aún ni siquiera era Perito), sino por pura afición, ya que las horas que pasé realizando prácticas de Criminalística fueron muy enriquecedoras.
Me hice con todos los ‘chismes’ pequeños, como lupas, cuentahilos, diferentes tintas para hacer pruebas, etc., pero el problema llegó a la hora de hacerme con aparatos más grandes (y no lo digo sólo por el espacio, sino por el desembolso económico que suponían). Mi joya de la corona fué, y sigue siendo, un microscopio esteroscópico al que se le puede acoplar la cámara réflex para fotografiar con una calidad más que decente lo que se esté observando.
No obstante, tengo una espinita clavada con el VSC (y no, no creo que pueda meter eso en casa), así que he decidido dedicarle esta entrada, para resarcirme 🙂