Hace tiempo se popularizaron en Facebook una serie de páginas dedicadas a chistes que empezaban con un ‘señoras que…’. Esta mañana en el autobús, una señora le decía a su compañera de asiento, ‘es que es como para coger un rifle de asalto y entrar en la sucursal’ (por lo visto estaban quejándose de los bancos), a lo que la otra le contestaba, ‘¡o uno normal!’.
La conversación me ha animado a escribir un artículo sobre la diferencia entre los rifles de asalto y los ‘normales’ 🙂 ¡Allá va!
Los fusiles de asalto son lo último en armas para los soldados y vienen a ser una versión aún más avanzada del fusil convencional (no ‘normal’ como decía la señora :P); aunque son armas parecidas, tienen una diferencia muy notable.
El término fusil de asalto o rifle de asalto viene de la palabra alemana sturmgewehr, que significa literalmente ‘fusil tormenta’.
Se cree que este término fue acuñado por Adolf Hitler para referirse al anteriormente conocido como Maschinenpistole 43 (rebautizado después como Sturmgewehr 44).
El fusil de asalto es un arma larga diseñada para el combate y surgió de la necesidad de equipar a los soldados de infantería con un arma que estuviera preparada para las necesidades tácticas de la guerra moderna.
Sirve para disparar a distancias más cortas que sus primos los rifles convencionales, por lo que es muy importante la munición que emplean (que tiene una potencia intermedia, entre la de pistola y la de fusil convencional).
La guerra moderna emplea unidades de soldados más pequeñas y es más táctica, por lo que el fusil de asalto está especialmente diseñado para usar una gran densidad de fuego en situaciones muy concretas.
Su principal diferencia con el fusil convencional es que cuenta con la capacidad de fuego selectivo, es decir, puede dispararse en modo automático o semiautomático según las necesidades del momento.
El fuego automático es como el de una ametralladora, pero no siempre hay necesidad de usarlo, por lo que este tipo de fusiles, tienen la opción de cambiar a fuego semiautomático, como los fusiles convencionales.
Si un fusil no es capaz de hacer fuego selectivo, no puede considerarse fusil de asalto, dado que ésta es su principal característica y ventaja sobre otro tipo de fusiles.
El fusil de asalto se parece al fusil convencional en la morfología porque estéticamente son muy parecidos, y también en el fuego semiautomático, pero se diferencian en que el convencional no puede hacer fuego automático (y por lo tanto no tiene fuego selectivo) y en la munición, ya que los nuevos fusiles de asalto emplean munición menos pesada.
¡Hasta la próxima entrada!
Buenas! muy bueno tu artículo, permíteme aportar que, como dices, el fusil de asalto utiliza una munición de potencia intermedia para permitir el control del mismo durante fuego automático. Existieron experimentos con fusiles automáticos en calibres estándar ( como el 30-06 que utilizaban los norteamericanos), pero el retroceso y reelevación lo hacían inviable. Incluso cuando se redujo el calibre y se adoptó de forma genérica el 7,62×51 OTAN, la mayoría de soldados eran incapaces de hacer fuego efectivo en ráfagas. Los rusos, al emplear una munición con menos carga ( el 7,62×39), si lograron un arma controlable y potente ( la serie AK).
Hasta el programa SALVO y la introducción del 5,56×45, los países occidentales no contaron con un fusil de asalto apropiado para su misión originaria ( asaltar posiciones usando fuego automático o en ráfagas controladas).
Una característica que también diferencia a los fusiles de asalto de los «convencionales» y que no mencionas, es el uso de cargadores de petaca separables, de entre 20 y 30 disparos, que permitían recargar rápidamente. Los fusiles estándar en la Wehrmacht como el Kar98 o en el Ejército Rojo como el Mosin-Nagant, tenáin depósitos de municiones fijos que había que recargar cartucho a cartucho o con peines.
Keep up the good work!
¡Anda! pues no sabía eso de los cargadores de petaca separables. ¡Gracias por el aporte Pedro Pablo! 😉