La noche pasada hacía mucho calor y me costó mucho conciliar el sueño, así que estuve cerca de una hora urdiendo un monólogo en mi cabeza, que viene a ser algo así:
No hace falta ser ponente de TED para motivarse, ni para motivar a la gente que tienes cerca, aunque a los que no lo somos se nos tome muchas veces por locos.
Haciendo un repaso por los artículos que he ido publicando desde que empecé a hacerlo, sé que el 80% de ellos no son super científicos, ni super políticamente correctos, pero me gusta reconocer en ellos palabras de ánimo que van dirigidas a mis compañeros de gremio, al resto de criminólogos.
Puede que no os conozca en persona, y que si os conozco apenas hayamos hablado, por lo que a lo mejor a mucha gente piensa que los ‘extraños’ no me importan, pero lo cierto es que sí me importan, porque esos ‘extraños’ me han animado, dado ideas, motivado o dado buenos consejos en muchas ocasiones, y sin saberlo. Mi manera de agradecer eso es escribir, muchas veces en tono de humor y muchas veces de manera contundente (porque de momento no sé hacerlo mejor), y si hay algo que quisiera cambiar es la manera de pensar de todos aquellos que alguna vez han pensado que tengo razón en lo que digo, pero no terminan de creerse que sea posible aplicarlo a sus vidas.
Me sorprende ver la cantidad de gente que no escribe porque cree que no sabe hacerlo, o porque le da vergüenza, o porque cree que no tiene nada extraordinario que decir.
¿Acaso yo he dicho algo extraordinario? ¡Por Dios, pero si la mayoría de mis artículos son una obviedad! Cuando no una vergüenza para el lado más correcto de la Criminología… y os voy a decir un secreto: la gente que más me aportó y que más me aporta en Criminología, es gente corriente que no publica a lo David Farrington ni tiene un doctorado en Canadá; es gente normal que ha sabido aplicar el sentido del humor y las ganas de salir adelante al mundillo de la Criminología, que estaba bastante oxidado a mi parecer, en ese aspecto.
«Necesitamos gente creativa, con nuevas ideas, con carisma, con sentido del humor y sin miedo a salirse de lo convencional» Esto se repite una y otra vez en muchísimas charlas TED motivacionales, y lo han dicho desde Bill Gates, hasta Steve Jobs, pasando por montones de artistas, políticos, directivos de Google… las empresas más poderosas del mundo están diciendo algo y cuando nosotros intentamos aplicar esto a la Criminología, se nos toma por locos.
Pues bien. ¡Bien! Porque quizá necesitamos más locura y menos cordura para levantar esta profesión, y porque siempre será mejor hacer algo mal que no hacer nada.
Podéis seguir escondidos, quietos y callados para no cometer ningún error, y es seguro en un 99% que no lo cometeréis. Ahora bien, ese 1% que queda, es la única metedura de pata que vais a estar cometiendo de forma constante, y es el hecho de no intentar devolverle a la Criminología lo que os dio: vais a dejar morir una vocación solo por no cometer otros errores.
He conocido a gente que se expresa de maravilla y sabe exponer sus ideas, pero piensa que no vale para escribir. ¿Y eso quién lo dice?
Nosotros somos nuestro principal obstáculo, los que nos decimos ‘no puedo’, los que nos repetimos ‘no valgo’, los que miramos a los demás pensando ‘nunca seré así’. Dejad de daos esos consejos, ¡porque son malísimos! ¿En serio le daríais a alguien un consejo así? Entonces, ¿porqué os los dais a vosotros?
Si los criminólogos no tenemos las salidas que deberíamos tener, es en gran parte por esta mentalidad cerrada, de ‘si no escribo como David Farrington nadie leerá mis artículos o me criticarán por no hacerlo bien’. ¡Pues qué problema! ¿Es por eso que prefieres dejar que se te pudra la Criminología? ¬¬
Ojalá supiera chino para poder decíos esto de otra forma, porque ya lo he dicho de mil maneras diferentes: pensad que se puede, y se podrá.
Pensad por las mañanas ‘¡hoy voy a ser criminólogo!’ y va a llegar un día en que ya no haga falta repetirlo, porque lo seréis.
Agarrad un cuaderno, observad a vuestro alrededor y sacaros un proyecto de la manga, algo que podáis hacer solos si no tenéis compañeros que os ayuden (¡estar solo no es excusa!) No importa lo cutre que quede, ni lo pobre que parezca al lado de los estudios de la Escuela de Chicago. Estará bien porque hicisteis algo por mejorar, por aprender y por ser criminólogos.
Y si alguien os llama locos, o critica vuestro trabajo en plan ‘vaya cutrez’, ¡pues genial, menos competencia! ¿Tengo que tener yo vergüenza de estar intentando salir adelante en mi profesión? ¿Es ese un motivo para tener vergüenza? Ya mejoraré. Ya aprenderé. Y cuando hayan pasado 10 años desde que hago mis pinitos, ya veremos donde estoy, o lo que he conseguido.
No se puede pisotear a quien está intentando levantarse, y si os da miedo empezar a andar y caeros, pensad que ese suelo es el mismo en el que os apoyaréis para levantaos.
#criminologosDesdeAbajo