Ya va tocando artículo sobre medicina legal, así que, aprovechando que esta semana ha refrescado y ya no tenemos el calorazo de los pasados días, se me ha ocurrido escribir un poco sobre la momificación 🙂
Cuando hablamos de momias, a muchos nos viene a la mente el antiguo Egipto, ya que allí la momificación se practicaba de manera artificial, con el fin de preservar a los fallecidos de acuerdo con las creencias religiosas del momento.
No obstante, se trata de un proceso que también puede darse de manera natural, y por ejemplo, es el caso de la que está considerada como la momia más antigua del mundo, con más de 5000 años de antigüedad, que se encontró en un glaciar del valle de Otz.
La momificación natural es un proceso que depende enteramente de los factores del ambiente y básicamente se produce por la deshidratación total del cuerpo, lo cual impide que actúen sobre él la fauna y flora cadavéricas, con lo que no se produce la putrefacción.
Lo más normal es que la momificación natural se produzca en ambientes calurosos, muy secos y con circulación de aire, y se han encontrado momias naturales que se han creado con esos tres factores en países como Bolivia, Egipto, Perú, Argentina o Chile.
Algunos de los lugares donde más se produce la momificación son la arena caliente de los desiertos, las criptas y algunos pasajes subterráneos, e incluso en cementerios.
La momificación puede tardar en producirse de 1 a 12 meses, aunque hay excepciones, como una momificación que se produjo en tan solo 17 días.
El proceso comienza por las partes más expuestas del cuerpo y se va extendiendo poco a poco por el resto, llegando incluso a los órganos internos. Las partes del cuerpo que se ven sometidas a la momificación se van encogiendo y su color se vuelve pardo-negruzco.
No obstante, la coloración puede ir desde un tono pardo claro hasta el negro, pasando por varios tonos de marrón, y ésto depende de si los tejidos están anémicos o congestionados.
Ciertas partes de la piel pueden volverse translúcidas, mientras que los globos oculares se vuelven flácidos y pierden su forma redondeada. En cuanto a los órganos internos, no se conservan igual de bien que el resto de las partes externas, pero también se encogen y adquieren la coloración pardo-negruzca, al mismo tiempo que se vuelven duros.
El cuerpo disminuye mucho su peso y volumen, pero también se vuelve rígido y quebradizo, hasta el punto de que ciertas momias que han estado mucho tiempo sin moverse o en un lugar muy cerrado, pueden reducirse a polvo si no se las trata con cuidado. Igualmente, con el tiempo, si la momia no está bien protegida, se acaba desintegrando.
Otros datos curiosos sobre la momificación, son que suele producirse más en mujeres que en hombres y que los recién nacidos y niños de corta edad en general, presentan procesos de momificación más intensos que los adultos, debido a que son más sensibles a las pérdidas de agua.
Por otro lado, la constitución física del cadáver también es muy importante para que se produzca la momificación, puesto que la delgadez es algo casi indispensable.
La momificación tiene mucho interés medico-legal, puesto que en algunas momias muy bien conservadas pueden apreciarse todavía las facciones del fallecido e incluso tomarse las huellas dactilares (previa regeneración de los pulpejos*), lo cual puede ser vital para la identificación del sujeto; además de lo anterior, también puede ayudar en la data de la muerte.
* Respecto a la regeneración de los pulpejos que menciono, tengo que decir que la manera de hacer esto con un cuerpo deshidratado siempre me ha chocado mucho… Básicamente hay que meter la mano de la momia en agua casi a punto de hervir, ¡pero sólo unos segundos! Los pulpejos (la zona del dedo donde está la huella dactilar) se hidratan de nuevo enseguida y ya se pueden entintar y plasmar en un papel.
¡Hasta la próxima entrada!