Estamos muy acostumbrados a ver a expertos en balística forense en cine y televisión, pero hay otra rama de la Criminalística que se suele confundir con balística en la ficción, y es la del armamento.
La R.A.E dice que armamento es ‘el conjunto de armas de todo género para el servicio de un cuerpo militar‘, ‘el conjunto de todo lo necesario para la guerra‘, o ‘las armas y fornitura de un soldado‘. No obstante, cuando hablamos en términos de Criminalística, las armas no tienen porqué estar relacionadas con la guerra, los soldados ni los cuerpos militares, sino que el concepto de armamento engloba todos los tipos de arma que pueden emplearse, ya sea para el ataque o la defensa, lo cual incluye armas de mano y de fuego.
La balística, sin embargo, es un concepto mucho más específico, puesto que es la ciencia que estudia todo lo relacionado con los proyectiles: sus marcas características o identificativas, sus trayectorias, los efectos que producen en un blanco o los daños que provocan cuando impactan contra un ser vivo, etc.
Algunos de esos expertos que vemos en series y películas, son en realidad expertos en armamento (que también los hay); esto es, personas con un amplio conocimiento en muchos tipos de armas… Pero por algún motivo a los guionístas o directores les sigue pareciendo que queda mejor llamarlos ‘expertos en balística’ 😉
Hay muchas clasificaciones diferentes de armamento, pero el tipo de armas que comprenden depende mucho del punto de vista desde el cual se haga dicha clasificación (legal, militar, etc.) Desde un punto de vista criminalístico, nos interesa conocer cuantas más armas mejor, pero quizá le damos una mayor importancia todas aquellas armas que se emplean más a menudo en casos de homicidio y asesinato, y eso incluye las armas de fabricación casera o improvisadas.
Aquí va una pequeña clasificación de armamento que he hecho desde el punto de vista de la Criminalística:
– Armas de filo: En esta categoría se incluyen todas aquellas armas que tienen uno, dos o más filos, incluidas aquellas que tienen partes punzantes. Pueden considerarse armas de filo tanto los cuchillos como las espadas, dagas, sables, navajas… En definitiva, son todas aquellas armas que pueden producir heridas cortantes, punzantes o corto-punzantes, por medio de su capacidad para cortar y/o perforar.
Las armas afiladas que ejercen su acción mediante un mecanismo punzante, pueden clasificarse a su vez en tres categorías:
1. De asta: Consiste en un vástago longitudinal en cuyo extremo se fija el hierro, como una lanza.
2. De puño: Son aquellas que se manejan con una sola mano, como puede ser un puñal o un florete.
3. Sin asta ni puño: Cualquiera que no se clasifique en las dos anteriores categorías, como un clavo o un dardo.
– Armas contundentes: Se incluyen en esta categoría todas aquellas armas que tienen una superficie roma y producen heridas mediante presión. Las armas de este tipo pueden funcionar por golpe (cuando una persona la emplea contra otra), por aplastamiento, por choque (por ejemplo el atropello de un coche), por caída o también pueden ser mordeduras.
Producen heridas que se caracterizan por un corte que separa los dos bordes de las mismas y una contusión que se produce como resultado del peso del arma. En esta categoría pueden incluirse las hachas, las mazas, los machetes, etc.
– Armas de fuego: Son todos aquellos instrumentos que lanzan proyectiles aprovechando la fuerza expansiva de los gases generados por sustancias explosivas.
Pueden producir heridas de varias formas, como por ejemplo por un proyectil (pistola), por proyectiles múltiples (escopeta), por el taco (no todas las armas de fuego lo tienen), por los granos de pólvora (que forman el llamado ‘tatuaje’), por partículas metálicas (que se desprenden tanto del cañón como del propio proyectil) o por la llama (en los disparos a quemarropa).
– Instrumentos capaces de producir estrangulamiento: Pueden ser cables, medias, cuerdas, cadenas… todos aquellos objetos que, ya sea fabricados para tal uso o no, puedan provocar el estrangulamiento. Las armas de esta categoría pueden encuadrarse también en la de ‘armas caseras’, dependiendo de si el objeto usado para llevar a cabo un estrangulamiento ha sído improvisado o no.
– Armas caseras: Muchas de las armas que se encuentran en escenas del crimen son simples objetos cotidianos modificados para agredir a una persona o defenderse de alguien, como por ejemplo, una botella rota (que puede clasificarse como arma de filo o contundente). También se pueden encontrar tablones de madera con clavos que sobresalen, armas de fuego modificadas para causar un daño mayor, etc.
Son, en definitiva, todas las armas que alguien ha modificado o creado para usarse como tal, y a menudo suelen usarse objetos cotidianos para ello.